A diferencia del frapuccino al que nos tienen acostumbrados algunas cafeterías, el Frappé de café original no se parece en nada a un batido.
Cuando un plato o una bebida se hace famosa mundialmente suele ser difícil saber con claridad cuál fue su origen. Unas disputas que, como en el caso de los Huevos Benedict, pueden llegar a ser toda una telenovela. El caso del Frappé de café es todo un rara avis, puesto que no sólo se conoce la curiosa forma en la que nació, si no que además no hay ninguna duda sobre el nombre de su inventor.
Como todos los inventos, el Frappé de café surgió de la necesidad. En este caso la de Dimitris Vakondios que intentó preparar su habitual café instantáneo del descanso pero no disponía de agua caliente. Entonces recurrió a una coctelera, que había estado usando para promocionar una bebida de chocolate en una feria de comercio de Tesalónica, para preparar el primer vaso de la bebida más famosa de Grecia y Chipre. Un café espumoso y refrescante que resulta perfecto para el verano.
Agitar y listo

A diferencia de otros tipos de café, como el «Cold Brew» (o infusión fría) el Frappé se prepara en apenas 30 segundos y sólo requiere de una coctelera, café instantáneo (2 cucharadas) , azúcar (2 cucharadas), agua (45 ml) y un poco de hielo. Una vez está todo dentro de la coctelera solo hay que agitar con fuerza hasta que se mezcle creando la espuma que le caracteriza. Esta resulta mucho más espesa (y carece de grasa) que la del expreso o la propia leche, un rasgo único que se logra gracias al café instantáneo.
[blue_box]Consejo: Si el calor aprieta y quieres disfrutar de una bebida realmente refrescante mete la noche anterior la coctelera y el vaso que vayas a utilizar en el congelador.[/blue_box]
Aunque se sale de la receta original, si el café solo nos resulta algo fuerte podemos añadir algo de leche (mejor si es evaporada) antes de agitar. En el caso de que la espuma sea demasiado densa se puede añadir una cucharada de agua para rebajarla.