Escribir una carta. Ya sabes. Esas cosas que se escribían sobre un folio, se metían en un sobre y se enviaban por Correos después de pegar un par de sellos.
Viendo lo que llega habitualmente por correo, no creo que nadie se acerque hasta su buzón con emoción e intriga por ver si le ha llegado alguna carta. De vez en cuando puede llegar algún paquete con algo que hayas comprado online, pero lo habitual son las facturas y la propaganda. Aunque claro, ¿quién iba a molestarse en escribir una carta y esperar varios dias hasta que llegue cuando puedes comunicarte de forma instantánea por email, WhatsApp o teléfono?
Yo lo he hecho y sinceramente te recomiendo que lo hagas. Puede que no sea tan cómodo, instantáneo y barato como enviar un mensaje, pero no hay otro medio que pueda transmitir el mismo cariño y sentimiento que una carta manuscrita. Eso sin contar el elemento sorpresa que supone hoy en día. Todo un ejercicio que te ayuda a aclarar las ideas y decir claramente lo que no sabes decir cara a cara.
Papel y pluma

Como todos los canales de comunicación, la forma escribir una carta es muy distinta a como se habla en persona, por teléfono o por WhatsApp. Puedes contar lo que quieras, pero hay cosas que no tienen sentido. Ten en cuenta que lo que escribas va a tardar dos o tres días en llegar hasta su destinatario.
No hace falta que te pongas serio. Ni siquiera tienes que seguir ningún formato o estructura concreta. Simplemente siéntate delante de una hoja en blanco y escribe. Cuenta alguna anécdota que te haya ocurrido. Confiesa tus sentimientos. Recuerda viejos tiempos. Comparte tus sueños… Escribe donde te lleve tu mente.
Puedes hacerlo a lápiz o con un boli, aunque yo siempre lo veo como la excusa perfecta para utilizar una pluma y buen papel. Mi preferida es la Kaweco Liliput, pero otras como la Lamy Safari o Kaweco Sport no están nada mal y son muy asequibles.
Un pequeño extra

Aunque no puedes meter nada voluminoso, lo cierto es que si puedes añadir algún “archivo adjunto” cuando te pongas a escribir una carta. Un pequeño recuerdo como una entrada, una foto, un cromo, un billete… o incluso un regalo. Si vas a enviar un objeto, ¿por qué no sacarle todo el provecho?
Prepara el sobre

Con la carta y la sorpresa listas, ya sólo te queda hacerte con un sobre y prepararlo para el envío. Lo cierto es que vale cualquiera, pero siempre puedes darle un toque especial. Puedes comprar sobres de papel craft como los de la foto o puedes hacerte los tuyos con la ayuda de una plantilla. Y a la hora de cerrarlo puedes atarlos con un hilo o usar sello y lacre para sellar la carta como en Juego de Tronos.
Directo al buzón
No. Por mucho que creas en la magia no vas a poder enviar tus cartas por lechuza como Harry Potter. Lo siento pero tendrás que conformarte con correos. Eso significa que no basta con decirle a un animal semi-mágico a qué persona se lo tiene que entregar. Necesitas la dirección del destinatario y unos cuántos sellos.

En la parte de delante del sobre (donde no está el cierre) tienes que escribir la dirección del destinatario con el siguiente formato:
Nombre del destinatario
Calle + Portal + Piso + Puerta
Código postal + Ciudad
Provincia + País
Si eres muy perfeccionista y no te termina de quedar bien te puedes hacer con una pequeña ayuda como The Lettermate o el Wooden Border Stencil. Aunque si eres un poco manitas perfectamente te puedes hacer tu propia plantilla.

En la parte trasera del sobre (donde está el cierre) tienes que escribir tu dirección para que te puedan devolver la carta en caso de no poder entregarla:
Tu nombre
Calle + Portal + Piso + Puerta
Código postal + Ciudad
Provincia + País
Como el remitente siempre es el mismo, si no quieres escribirlo una y otra vez te puedes hacer un sello de caucho y de paso le das un toque personal.

En cuanto a los sellos, hay que colocarlos en la parte superior derecha de la parte delantera del sobre (donde hemos escrito el destinatario) y su valor tiene que sumar el coste del envío. Este varía según el peso de la carta, pero suele rondar los 0,45€ (hasta 20 gr) y los 0,57€ (hasta 50 gr). Los puedes comprar en estancos, pero si no lo tienes muy claro lo mejor es que te acerques hasta una oficina de correos.
Con el sello pegado ya sólo queda que la metas en el buzón y esperes.
Amigos por correspondencia

Si empiezas a tener tantos amigos por correspondencia que empiezas a perder la cuenta de las cartas que has enviado y las que te quedan por responder aquí tienes un pequeño truco. Hazte con un cuaderno y lleva la cuenta. Este es un medio de comunicación mucho más pausado así que es fácil olvidarse.
Ya sabes, es hora de escribir una carta. Consigue la dirección de esa persona que tanto te importa. Ese amigo que hace tiempo que no ves. Esa abuela a la que no llamas tanto como deberías. Esa madre que se preocupa de que te vaya bien en la ciudad. Escríbeles contándoles algo especial y envíaselo por correo.