Pokémon cierra su 20 aniversario de ensueño con Sol y Luna, dos títulos que redefinen lo que podemos esperar de la saga.
Todos tenemos un juego que ha marcado nuestra infancia. El mío, y el de muchos de mis amigos, fue Pokémon. Una franquicia que nos abrió los ojos y nos descubrió un nuevo mundo. El de los videojuegos.
Todavía recuerdo cuando los Reyes Magos me regalaron mi primera videoconsola: Una Game Boy Color amarilla con Pokémon Plata. Tenía ocho años y no lo entendía muy bien, pero me tenía cautivado. Desde entonces nuestra relación ha sido como montar una montaña rusa. Al principio fue de lo más emocionante, pero con el tiempo empezó a volverse monótono.
Parecía que llegaba a su 20 aniversario en el peor momento posible pero al final resulta que está en su mejor momento. Fueron la sensación del verano con Pokémon GO (iPhone, Android) y ahora quieren mantener el momento con Pokémon Sol y Luna para Nintendo 3DS (186€). Un juego que me ha hecho sentir como si volviera a tener 8 años.
Bienvenidos a Alola

Si algo le ha pesado a la franquicia en estos veinte años es la monotonía. Por muchas regiones que hayamos visitado, los juegos se han mantenido lineales y predecibles en todas sus entregas. En Sol y Luna no han dado un giro radical, pero han cambiado lo suficiente para que la historia se sienta nueva y refrescante.
Seguimos siendo un chaval al que acaban de dar su primer Pokémon y empieza a recorrer la región para convertirse en el mejor entrenador mientras lucha contra una banda que causa estragos, pero en la región de Alola, inspirada en Hawai, las cosas se hacen de forma distinta.
Los gimnasios han dejado paso al Recorrido Insular, un peregrinaje en el que tendremos que superar siete pruebas a lo largo de las cuatro islas de Alola. Unos retos en los que no sólo hay que demostrar tus habilidades de combate, si no también tu agudeza e ingenio. Un pequeño giro que, junto con las micro-misiones secundarias, rompe con la monotonía de otras aventuras. Aunque tranquilos, antes de pasar a la siguiente isla hay que medir nuestras fuerzas con el Kahuna.

Puede que en esta generación no haya tantos Pokémon nuevos como en otras pero casi mejor. A estas alturas es imposible que ningún nuevo monstruo de bolsillo pueda superar a los de la primera generación, pero por primera vez en mucho tiempo no sólo hay diseños que me encantan si no que ninguno me horroriza.
Sigue habiendo alguna cosa rara, como Comfey que parece una corona de flores o el hecho de que Dugtrio luzca una impresionante melena rubia, pero atrás quedan el Pokémon llavero y ésta cosa. Nada que no pase por alto cuando veo a Rowlet, al que declaro mi amor incondicional, Mimikyu, con su triste historia, o la versión Alola de Vulpix.

Sin duda alguna, lo mejor de todo es lo vivo que parece estar Alola. Las distintas ciudades y pueblos de la región están llenas de tiendas, restaurantes y edificios de todo tipo. Puedes personalizar tu aspecto yendo de tiendas o a la peluquería, recuperar fuerzas comiendo en un restaurante, o hacerte con alguna ganga en el supermercado. Incluso los Pokémon están más presentes que nunca gracias a la Pokemontura.
Además, las rutas no son tan lineales y esconden más secretos que nunca. El camino a seguir está claro, pero ahora tienes más margen para perderte. Todo gracias a unas vías que, sin llevar a ningún lado en concreto, te permiten explorar a tu gusto.
Un viaje al pasado

Hay cosas que me hubiera encantado ver, como el soporte para figuras y cartas Amiibo o DLCs que expandan la historia, pero lo cierto es que no me importa. Por primera vez he sentido que el mundo Pokémon estaba tan vivo como lo percibía en el anime (que, por cierto, está disponible en Netflix). Cada hora que he pasado en Alola ha sido como volver a tener ocho años.
Cada hora que he pasado en Alola ha sido como volver a tener ocho años
Me he pasado horas y horas discutiendo sobre teorías, técnicas, sensaciones y Pokémon con mis mejores amigos como cuando iba al parque después del colegio. Incluso me he propuesto hacerme con todos de una vez por todas (una gesta que empecé en verano con Pokémon Amarillo).
Hacia años que no me enganchaba tanto a un juego de Pokémon y, según parece, no he sido el único. Ya os dije que era un buen momento para comprar una Nintendo 3DS y Pokémon Sol y Luna es la excusa perfecta para hacerlo.
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