Con una fotografía, iluminación y montaje sobresalientes, la segunda temporada de Master of None es el claro ejemplo de porqué amo Netflix.
Últimamente siento que estoy dentro de un bucle seriefilo: Primero Netflix estrena una serie, después devoro todos los capítulos sin descanso y por último escribo sobre ello en El Imperdible. No es que me resulte frustrante, simplemente no entiendo cómo lo hacen.
House of Cards, Orange is the New Black, Narcos, Abstract, Stranger Things, Daredevil, Chef’s Table , Black Mirror, Por trece razones… Y ahora Master of None. Nunca antes una «cadena de televisión» había conseguido crear contenido de calidad que me interesase sin descanso. No hay mes en el que no haya algo que ver.
¡Batalla de cupcakes!

Para quien no sepa muy bien de qué va Master Of None, sólo tiene que saber que es una caricatura costumbrista de los modernos de ciudad (de Nueva York para ser más concretos). La serie trata temas como las citas de Tinder, la paternidad o las convicciones religiosas. Todo bajo el punto de vista de Dev Shah (Aziz Ansari), un acomodado actor indio hijo de inmigrantes.
La historia nunca llega a ser tan intensa como un capítulo de Juego de Tronos o Perdidos, pero el montaje, la realización, la fotografía (con su relación de aspecto 21:9) y la iluminación son de primer nivel. Por no hablar de que la serie no tiene miedo de probar cosas nuevas.

De la primera temporada me quedo con «Mañanas», que cuenta la evolución de una pareja según entra en la rutina. En esta segunda temporada también hay varias joyas del estilo: «El ladrón», que está grabado en blanco y negro; «Nueva York, te adoro», que nos narra el día a día de varias personas y entre ellas la de una mujer sordomuda; o «Acción de Gracias», que nos enseña cómo es crecer, cambiar y lograr que tu familia lo acepte.

Como cocinillas que soy, he de confesar que me encanta que la comida sea un tema recurrente a lo largo de esta temporada. Hay platos de todos los rincones del mundo, desde la galardonada pasta de la Osteria Francescana hasta cuencos de ramen. Incluso hay menciones a la gastronomía española y sus tapas. Además, todos los restaurantes y bares que aparecen en pantalla existen de verdad y se pueden visitar. Aunque mi parte preferida es la parodia de los chef’s televisivos, los concursos de cocina y los blogueros gastronómicos.
¡Incluso aparece John Legend haciendo un cameo! No se qué más tengo que decir ya para convenceros de que veáis Master Of None.
La primera temporada me gustó muchísimo. La segunda temporada la tengo ahí en la lista de pendientes, y después de leerte ahora con más ganas de verla.
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A mi me ha gustado mucho más, es el mismo estilo pero refinado y la fotografía se ha mejorado mucho.
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