Puede que no tenga tantos años como considerarla retro, pero la Nintendo DS ha sido una consola revolucionaria que marcó un antes y un después.
Puede que no me genere tanta nostalgia como mi Game Boy Color Amarilla, pero la Nintendo DS es la consola que me enganchó a esto de las maquinitas y los videojuegos.
Quizás es que tenía la edad justa (12 añitos) cuando salió al mercado, pero no os podéis hacer la idea de las horas que me he pasado capturando monstruos de bolsillo, saltando de plataforma en plataforma o, sobre todo, cuidando de mi pueblo virtual. Sin ella no sería el friki de Nintendo que soy hoy en día.
Y no sólo me cambió a mi, también cambió la industria del videojuego para siempre. Se inventó las dos pantallas, los controles táctiles… e invitó al mundo gamer a todo tipo de jugadores casuales que hasta entonces no había tocado una maquinita (¿Alguien recuerda a los abuelos jugando a Brain Training?).
Es, en definitiva, la candidata perfecta para continuar este viaje por chismes, objetos, series, películas y álbumes de otro tiempo que es Retrovisión.
Nintendo DS, de patata a objeto de diseño

No sé que pensaréis vosotros, pero tanto la Nintendo DS Lite como la DSi son dos de las consolas más bonitas que se han hecho. Algo muy llamativo si tenemos en cuenta el trasto que era la DS original, esa especie de Frankenstein que parecía una GBA SP con esteroides.
Con ese aspecto tan minimalista y puro más que una videoconsola “para niños” parece un objeto de diseño que podría aparecer en libros de arte junto a los trabajos de Jony Ive para Apple. Incluso parece más propio de las estanterías de Muji que de una tienda de videojuegos o una gran superficie.
Diversión por encima de todo

Si hay algo que caracteriza a Nintendo es que, mientras que el resto se centra en los gráficos, ellos se centran en crear nuevas formas de jugar y hacer sus juegos divertidos. Y para muestra, un botón.
En 2004, mientras Sony trataba de hacer versión portátil de la PS2, Nintendo se sacó de la manga una consola mucho menos capaz que tenía dos pantallas y, además, una de ellas era táctil. A priori la batalla estaba perdida, pero al final la creatividad y diversión ganaron a la fuerza bruta.
No lo voy a negar. El catálogo de Nintendo DS tiene mucha morralla y cosas raras (es lo que tiene vender 154,02 millones de consolas), pero también muchas joyas: Hablamos de una consola con New Super Mario Bros. o Pokémon Blanco y Negro, juegos cumbre en sus respectivas sagas. También hay juegos como Animal Crossing: Wild World que sentaron los cimientos del gran éxito que es hoy en día la saga.

Los juegos más interesantes y diferentes de DS no se jugaban con botones, si no con el lápiz y la pantalla táctil. Nintendogs y, sobre todo, Brain Training fueron juegos virales, en una época en la que esa palabra ni siquiera existía y sumaron a todo tipo de personas al universo gamer. Junto a otros títulos sentaron las bases de los juegos para móviles. Había tantas posibilidades que juegos como Brain Training, Hotel Dusk o Guitar Hero (accesorio incluido) se inventaron eso de jugar cogiendo la DS como un libro.
Mejor con amigos

La Nintendo DS y la PSP fueron las primeras consolas portátiles con WiFi, aunque entonces no sabíamos muy bien lo que era y más que para navegar por internet se usó para jugar partidas multijugador local. Ya no hacía falta un cable para cambiar Pokémons.
Lo bueno de esa época es que todos los/as niños/as tenían una Nintendo DS. Así que cuando ibas al parque o ibas de excursión en autobús siempre había alguien con quien echar una batalla, un partido o una carrera.
Una función muy infravalorada, quizás por que todo el mundo acabó con copias más o menos legales de los juegos más conocidos, era la de Descarga DS. Gracias a esta función, si uno de tus amigos tenía Mario Kart y el resto no, podías descargar (de forma temporal) una parte del juego y echar unas carreras.
Hoy en día ya no hay ninguna consola que lo haga, en parte por que los juegos han pasado de ocupar 8 megas a ocupar varios gigas y por que casi todos los juegos multijugador o son online (como Fortnite) o están pensados para consolas de sobremesa. En Switch puedes compartir los joycon con un amigo pero nada de compartir el juego.
Como suele ocurrir tras los grandes éxitos, el final de la Nintendo DS no fue bonito y dejó un sabor demasiado amargo para lo que había sido. La piratería, tan fácil como comprar un cartucho, mató el interés de muchos estudios. Los smartphone le adelantaron a toda velocidad y conquistaron a los jugadores casuales… y la Nintendo 3DS, su sucesora, llegó tarde y con un lanzamiento de lo más rocambolesco.
Aunque, como se suele decir, que nos quiten lo bailao.